Visualizando un cambio cualitativo en Educación
Ya nadie puede ignorar que el desafío que surge desde Educación, a través del movimiento estudiantil y ahora movimiento ciudadano, implica ir más allá de lo que hasta ahora se había aceptado, implícitamente, como "el problema" y los ámbitos en donde se reconocía que algo había que mejorarse.
El punto ahora es hasta dónde o por dónde ir más allá, para que no solo se amplíe la órbita sin dar un salto en la espiral. Es necesario ir a la raíz de la crisis, pero sobre todo es necesario, si se quiere dar un salto cualitativo, evolutivo, replantearse el cómo ir a esa raíz, con que lógica y criterios mirar para hacer el análisis, con cuánto arrojo y libertad emprender esa búsqueda de la raíz, hasta el punto de cuestionar la naturaleza de la crisis, y por ende, cómo, cuánto y en qué habremos de estar dispuestos cada uno, para dar lugar a una nueva forma de hacer humanidad, cultura y sociedad.
No pensemos más en Educación como en jardines infantiles, colegios, liceos, institutos o universidades, abrámonos, ingenuamente, a más, a volver a mirar el Educar como el "sacar de cada uno lo mejor que lleva en si", y re-disponernos ampliamente, ampliados de mente, a la pregunta, por los actores, el propósito, el cómo y los contenidos de una nueva Educación.
No podemos ahora conformarnos con mejorar ésta educación, sumémonos para anhelar, soñar y trabajar por Otra Educación, por una Nueva Educación, una que en su concepto reconozca aspectos más esenciales del Ser Humano.
Sí, ir al fondo, quién es y cómo opera en el mundo el ser humano que estamos educando, desde el punto de vista de su fisiología esencial y no desde el cómo lo ha hecho hasta ahora, vale decir, desde el cómo está facultado, por su naturaleza, para operar, aunque no haya, durante miles de años, dado cuenta de ello, pero cuyo potencial se requiere actualizar.
Está a la vista que es necesario, recuperar del humano su Ser, como siempre ha estado propuesto que es posible, por la sabiduría ancestral y ahora por la ciencia moderna, la neurociencia, la física, la psicología en su expresión humanista y transpersonal, y tal como desde la arqueología nos informan, que alguna vez fue posible una civilización basada en el respeto y la colaboración. Una nueva Educación que, re-conociendo al Ser Humano, pueda hacerse cargo de ofrecerle una oportunidad de actualizarse, de instalarse en su vida con propiedad, con comprensión de lo que le es posible, con herramientas que le permitan operar en el mundo con mayor efectividad, contribuyendo al desarrollo, suyo propio y de la humanidad cómo un todo inseparable.
Una otra Educación, que reconociendo al Ser Humano y asumiendo la tarea de ofrecerle condiciones para manifestarse plenamente como tal, en el indivisible continuo del todo-uno, desarrolle un nuevo cómo que sea coherente, que en el ejercicio de Educarnos se manifieste Educación, en el sentido de ir sacando cada uno más de sí y manifestando las más altas expresiones de lo humano.
Un modo de hacer Educación, de entregar esta oportunidad de actualizarnos, que en sí misma sea esa oportunidad, para todos quienes participan de ella, que es equivalente a aspirar a que un sistema de salud sea en sí mismo saludable.
No ofrecer una oportunidad sino que vivir una oportunidad, educar no solo "a" quienes hoy se consideran receptores de esta educación, los estudiantes, en todos sus niveles, sino también a sus familias, también a los docentes, los profesionales y todos quienes participan del proceso de Educar, que en este nuevo concepto seriamos todos, dentro y fuera de lo que hoy consideramos los espacios formales de educación.
Un Educarnos constante, presente, impregnado en todo ejercicio social, cultural, familiar, personal, implicaría cuestionar casi todas las prácticas educativas informales e implícitas, cómo la publicidad, por ejemplo, cuestionarlas no por decreto o por definición, sino con coherencia, desde la coherencia de un número crítico de personas dispuestas a dar este paso, este salto, abandonando todo apego a aquello que no es realmente esencial en nuestras existencia humana... aquí es donde viene la gran pregunta ¿cómo determinar aquello sin imponer una visión sobre otra?, ¿cómo reconocer lo esencial, distinguir lo real de lo imaginado, en un mundo donde se ha levantado la creencia de que cada cuál tiene "su verdad", y donde la imposición de creencias e ideas particulares ha arrastrado, por decir lo menos, a sufrimientos, guerras y catástrofes, en la pequeña escala personal y en el gran contexto planetario, y, además, en un momento de la historia donde la satisfacción del primer impulso cuenta como importante para organizar una vida, donde tener es más importante que ser?
... Nada que hacer, no es por ahí, no se trata de una nueva idea que pueda reemplazar a otra por la imposición, el convencimiento racional o el encantamiento de los sentidos, ha de tratarse de una constatación propia, personal, íntima, que surgida desde la experiencia, nos provea de una comprensión renovada, que cada cuál pueda afirmar y vivir en consecuencia. Por eso el cambio, este cambio cualitativo, es lento, seguro, pero lento, la paciencia será una aliada necesaria, para no abandonar antes de llegar.
El modo, el cómo, la manera de favorecer el surgimiento de una nueva educación, que ha de ser, si es realmente nueva, el advenimiento de una nueva sociedad, una nueva cultura, una verdadera humanidad, debe traer el germen de esta renovación, de modo que pueda manifestarse desde ahora mismo.
Cuando el modo de ir, de trabajar para generar el cambio, manifiesta el cambio mismo, el propósito que es buscado, cada quien que lo asuma, que lo encarne, lidera la transformación, en sí mismo, que es donde más difícil resulta.
Normalmente llamamos líder a quien señala el rumbo colectivo y es capaz de movilizar a la gran masa en ese sentido, y al ver tanta fuerza, tanta energía en los movimientos sociales de las últimas semanas y meses, pareciera que hace falta ese liderazgo, para aunar y conducir esta potencia, hay quienes así lo señalan, y se puede estar de acuerdo, necesitamos una visión, una de largo alcance, una comprensión inclusiva e integradora, pero no deleguemos toda la responsabilidad de esta función en otro, sea una persona o una comisión.
Justamente este movimiento ciudadano, para educación y para otros temas también, es la expresión de los cada uno que se suman, haciéndose más cargo de sus propias impresiones y actuando en consecuencia, no le restemos este valor, por el contrario, puesto que en la relación de cada uno con su propia vida es donde debe darse la mayor transformación, allí es donde primero somos libres, sabios y prósperos, y cuando en ese lugar íntimo, donde reside la Conciencia de Ser, experimentamos el poder que nos es posible, toda transformación, toda evolución es posible también, y la visión de un mundo nuevo, de la mano de una nueva educación, no es una buena idea más, es una visión propia y real, una constatación, que puede servir de referencia, de contexto, para el desarrollo de un viaje que no debe estar comandado más que por el Espíritu Libre del Humano cuándo está Despierto.
Declaro mi propósito cómo un compromiso vigente, cotidiano y práctico.
TRIAGRAMA - Paulina González Céspedes
Cuatro de Julio de 2011
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