El valor del ayuno
Ayuno por Dignidad, Día 15
El ayuno da poder y voluntad para trascender la ilusión que nos
esclaviza a un modelo, inconducente, que promueve la ignorancia, el
temor y la miseria.
El ayuno nos da consciencia para distinguir con nitidez las distintas
y complementarias dimensiones de nuestra existencia.
El ayuno nos libera de la influencia oscura que el modelo nos impone
a través del alimento, para mantenernos dormidos.
El ayuno despierta la consciencia del espíritu. Con nuestra
inconsciencia, lo dormidos, somos cómplices trascendentes del
modelo.
El ayuno devuelve la dignidad, el ayuno del modelo.
El ayuno libera del modelo.
El ayuno cura, limpia, afina.
El ayuno en el contexto de cultivar el espíritu, de ofrecer
condiciones para mejor trabajar la identidad esencial que somos, y es
una sola.
La urgencia de afinar los procesos formativos, impregnando de
espiritualidad los esfuerzos en realización, abriéndose a la
inclusión oficial de planos de realidad más sutiles e integrados,
donde es precisamente que habita la esencia y el espíritu.
La unión que se intuye necesaria se realiza cuando la consciencia
colectiva se expandió suficiente como para acoger en un grado
superior la existencia, la creación, el todo, Dios, la Vida misma.
Y en nuestro país la Ley obliga a proceder, a sobreponernos y
cristalizar los ajustes, para dar una respuesta superior, una a la
altura de los principios esenciales de nuestra matriz jurídica,
aquellos sintonizados con lo que nos obliga desde la comunidad
internacional, americana y mundial, cuando se asume la condición
humana esencial, desde el plano transmaterial de la existencia.
El ayuno
contribuye a tomar consciencia y comprender la oportunidad que nos
está ofreciendo la vida.
Somos
esencias, naturalmente, fisiológicamente incorporados, habitando un
cuerpo físico, que es un milagro, esencias espirituales. Parece
delirio, sin embargo, la posibilidad de escoger el trabajo espiritual
como eje de la existencia, es decir, procurar condiciones para la
mayor realización del espíritu, que incluye la material, no puede
sino significar la esperanza de una felicidad que comienza a
desprender sus aromas.
El ayuno hoy
día con lluvia, con frio, con rigor, es el día 15 de este estudio.
Aquí en Águila Sur muy bien acompañado, presencial y
espiritualmente, por todos, especialmente se siente el paso al frente
de Viviana en Los Vilos, de la Dr. Brito en Talca, de los guerreros
en Santiago, en Quilpué, en La Serena, en Concepción, mi familia y
cercanos. Nuestra presencia enriquecida por el nosotros debería ser
suficiente como para precipitar las transformaciones y los ajustes
evolutivos que la realidad sobradamente anuncia, propone, y a estas
alturas exige.
Gracias al
ayuno por mostrar un camino, por ofrecerse como herramienta para la
evolución, ecléctico, como un recurso para el aprendizaje fino y la
constatación por si mismo.
Como todo
ejercicio, la comprensión y las condiciones para su realización
deberán ser procuradas responsablemente, no obstante aquello, el
ayuno es una garantía cuando es para la realización espiritual que
se dispone el cuerpo para una depuración y limpieza, entonces forma
parte de la autonomía que nuestra identidad esencial posee como
facultad, por Ley también, y donde el Estado encuentra un límite
para su soberanía.
También
señalar que el ayuno es un esfuerzo presente en todas las culturas,
precisamente para favorecer la presencia espiritual en la
consciencia, especialmente de los responsables de atender lo esencial
del colectivo: el contacto del Ser Humano con la Totalidad.
Dr.
Milton Flores
01 de
Mayo de 2014
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