Es el momento de aportar...

El ser humano funcionando a ciegas, viviendo funcionalmente en una ignorancia, excluyendo de su percepción dimensiones de la existencia que resultan fundamentales para otra comprensión y para la generación de gestos de consecuencia en la jerarquía de nuestras respuestas.

Se procura alcanzar las metas sublimes desde niveles de integración insuficientes para contar con la esencialidad necesaria que nos permita disfrutar de lo más sagrado de nuestras vidas y saciar así esa ansia de algo superior en nuestra conciencia.

Más certeza, más claridad, más equilibrio, resultan ser la consecuencia de un ajuste en nuestro “cómo” nos vinculamos en cada momento con lo real, con lo que esta sucediendo más allá de nuestra habilidad para hacerla conciente. Despertamos, prosperamos en nuestra capacidad para recibir en cada momento, un plano brota ante nosotros, que antes no existía y recrea todo, nuestra identidad, nos damos cuenta que somos algo sutil habitando vinculados a un cuerpo, que se ha ido transformando, e igualmente cada uno de nosotros.

Poder integrar a nuestro conocimiento la posibilidad de efectuar ajustes para nuestra jerarquía de observación, ajustes que ya son demandados desde las conclusiones que, de la investigación moderna de la física, se señalan. Es básico operativizar, en nuestro funcionamiento cotidiano, el hecho que nuestro actual nivel de desarrollo, que para observar empleamos, no nos permite sino tomar la apariencia como única verdad, la configuración material de la energía. En el contacto interpersonal, el encuentro regular entre nosotros no incluye interés suficientemente profundo como para atender dimensiones más sutiles de lo que si ocurre cuando nos encontramos.

Mucho en educación, la gran convivencia opera en una frecuencia que no sintoniza especialmente con los jóvenes que saben que así no. Efectivamente el joven siente cómo se le propone un camino estrecho, todo él no cabe por ese cauce, más allá de los enunciados sobre una dimensión material donde se reflejan los desencuentros más esenciales.

Es el momento de aportar con una comprensión más eficiente para con nuestro momento, de modo que pueda efectivamente surgir una respuesta, estamos en eso y por eso estamos aquí, para seducir a través de nuestra consecuencia, cada uno de nosotros debe pedirse a su medida, pero pedirse. Cuando nos damos realmente cuenta que existe algo que parece más inteligente integrar en nuestro cómo vivimos, por el bien de mis hijos, de mis queridos, de todos, nuestros padres…, cada vez que logramos libremente obligarnos a trabajar, se constituyen en satisfacción para otro plano de nuestras necesidades, donde la unión resulta obvia. “Nuestras necesidades”, trabajamos para todos a la vez, pero cierto, con delicadeza al mismo tiempo, pero ya estando en otra, en la medida del mérito, pero ya despiertos. Estoy aquí y soy feliz, más allá de mis momentos que siempre son distintos, …mis hijos…

Pido de corazón que mi capacidad para estar evolucione y pueda disfrutar de lo que Dios nos da, tanto como para seguir tratando de ayudar y trabajando para Dios, que mi capacidad para agradecer se desarrolle, mi ambición aquí no tiene límites y valoro todo paso dado, me pregunto ¿a dónde llegaré?

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