Palabras desde Águila Sur

El tiempo pasa volando. Un auto-clík y despertar, buscar más presencia como estrategia... Difícil conseguir, en el tiempo que nos parece pudiese ser posible; Se necesita paciencia para soportar los profundos arraigos a patrones disfuncionales que ostentan poder, y someten a la poca luz a todo un sistema, sin embargo, el momento está llegando, ni tan mágicamente ni automático, pero está llegando, de a poco, paulatino, pero consistente. Flujos espirituales, esenciales y profundos, se integran para conformar un eje, se complementan y sinergizan: somos más que la suma de las partes, y sobre esta matriz consistente, se instalan una enormidad de guerreros, que cumplen dentro de la Unidad, funciones complementarias, desempeñadas dinámicamente de acuerdo a lo que se va atendiendo. … Insistir en la validación jurídica que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, incorporado al marco jurídico nacional, ofrece como respaldo a la condición esencial de la i

El cultivo de la dimensión espiritual de la Persona, es una práctica que la humanidad desde siempre ha incluido de algún modo en su existencia. Las metodologías se reconocen variadas: simples, complejas, individuales, colectivas, formando parte de civilizaciones, legitimas, clandestinas, con medicinas, sin ellas, son tantas como culturas reconocidas. La trascendencia, el contacto con el Cosmos depende de la cualidad perceptiva del Ser Humano que busca, y esta cualidad puede ser trabajada para prosperar en la inclusión, en la integralidad de ese contacto. En el actual momento de nuestra civilización el contacto que la mayoría establece con la realidad, el habitual, se efectúa con un observador, con un alma, con un Yo, que se descuelga desde una posición instalada en el contexto de la producción virtual que genera nuestro intelecto, es decir, que la Conciencia de la Persona se nutre fundamentalmente de información simbólica, que es solo reflejo de la Realidad propiamen

Pretendiendo que nuestro Estado de Derecho efectivamente garantiza la dignidad esencial de los Seres Humanos, y  que los responsables -los mandatados para gobernar desde los distintos poderes que tienen influencia sobre el acontecer del colectivo-  tienen la jerarquía para realizar en ese orden sutil del contacto con lo real, en ese mundo, el dinero debería  representar un símbolo, una herramienta para facilitar  la fluida transacción de energía entre los distintos, para facilitar la coordinación, sincronización, funcionalización de la integración entre Todos, para alcanzar el Bien Común, que en este mundo pretendido sería reconocido como único anhelo válido, legítimo, justo, inteligente y verdadero. Si el dinero se usa, como ahora se hace, representando el sometimiento, la pasividad, la ignorancia, reflejando pervertidos patrones de relación donde se soslaya la presencia de la energía espiritual, degradando la condición de quienes sostienen ese orden de relaciones, es

Si aceptamos que el efecto de la  Cannabis  consiste en enriquecer el contacto con el momento, expandir nuestra conciencia, y recibir en un cauce más receptivo la vida que fluye a través de nosotros y de todo. Si aceptamos que de eso se trata, de modificar la  percepción  y saltar a una más inclusiva, que produce alivio, que recrea, que cura, en función de esta cualidad de la experiencia que se constata, comprendemos que la Espiritualidad, la realidad más sutil de la existencia, ha sido incluida en la Conciencia. Resulta tan trascendente la funcionalidad de esta influencia, cuando favorece un ajuste evolutivo, un salto hacia una integración más esencial, por significar entrada a otra dimensión. En  educación , reconforta sentir la respuesta de quienes están dispuestos a proteger la oportunidad, se trata precisamente de recrear la comprensión, el principio. Los niños y jóvenes más expandidos naturalmente, requieren matrices culturales que acojan la esencia de la vida, propues