La necesidad que se devela en el movimiento, es evolutiva, es un cambio de la cultura.

En su esencia, la dinámica debe transformarse, debe asumir la condición de la existencia con la presencia de otros planos de conciencia: Seres humanos que necesitan armonía, unión, respeto, para atender sus requerimientos espirituales y esto la cultura lo debe integrar.

Hoy en día, lo que tiene que ver con el orden material lo atienden instituciones representadas por los gobiernos, los congresos, empresarios, que conducen y administran los procesos de esta naturaleza. Van en lo que van.

Y para las cuestiones espirituales, están las otras instituciones, que atienden a los que tienen la convicción que esa otra existencia debe atenderse de algún modo.

Se atiende al Ser Humano disgregado, visualizado de un modo confuso.

Los dos órdenes de instituciones son insuficientes, las señales son claras, los que administran la materia, ¡qué decir!, riqueza mal distribuida, todos perdiendo. En las religiones, debilidad, reflejan estar corrompidas, por no saber cómo conducir la apertura y el poder.

Es necesario plantearse otra matriz social, más evolucionada, donde el ser humano, sea recibido integralmente, como una esencia en la materia.

Las demandas son espirituales, el alma social está exigiendo dignidad y justicia para todos, incluso para los que están hoy con un poder, que están perdiendo, que ya no les habrá de funcionar.

Al salir la vida humana del Ego, de la “Matrix cultural”, recupera propiedad y recrea su escenario, su ambiente, comprende que se trata de otra cosa.

En los jóvenes ocurre siempre primero, su proximidad a lo vivo los protege de la desconexión, pero en un mundo que gira desconectado, que se pierde en sí mismo. Ahora se trata de exigir la reconexión, para entonces captar la realidad más integrada, con dimensiones más finas y sutiles, lo sagrado en la vida incluido, como uno solo.

La utopía del funcionar humano, amando, “comunismo esencial”, en Dios, es la respuesta para nuestro momento, que de utópico tiene poco, aunque la falta de Fe nos inunda, pero que todo análisis inteligente, termina por concluir que es necesario.

En los colegios los niños no están siendo recibidos, los proyectos más clásicos para encausar hacia algún grado, se debilitan.

La vida de los niños, se ve como brota, están cada vez más despiertos, y sus profesores no están preparados para atender las necesidades de una formación para la evolución.

Puede que educar siempre haya significado enseñar a estar despiertos, sin embargo, la forma empleada en nuestros tiempos, para influenciar a nuestros hijos, no está contribuyendo para saber cómo y qué hacer de un modo justo en nuestra vida, por falta de vida en la conciencia, de todos, especialmente en los responsables, ¿quiénes?, todos, no solo los profesores, todos, especialmente los que ostentan poder y determinan el cómo se vibra en la cultura, estableciendo los ejes de la dinámica, eso es lo que habrá de reconocerse para poder responder en esta crisis, donde al parecer de a poco nos vamos poniendo de acuerdo, qué es para todos, nadie sabe a dónde vamos a llegar, pero si podríamos aclarar y ofrecer líneas para mejor saber relacionarnos con ella. Dependerá mucho de lo que todos realicemos en nuestras circunstancias, a dónde llegaremos finalmente, ojala sepamos aprovechar y comprender la oportunidad que se nos ofrece.

Los muchachos, los estudiantes, han catalizado un proceso, prendieron el fuego para la transformación, incendiaron la convivencia, se está quemando, está consumiéndose lo que no es esencial de la estructura, ojala que soltemos y nos atrevamos a mirar.

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