Evolución de la manera empleada para ser y estar, al comprender y enfrentar los problemas asociados a la “Droga”

Sobre Drogas, sobre cualquier tema en verdad, volvemos -en un plano esencial- a encontrarnos con el mismo factor. El uso abusivo inconducente de distintos productos, naturales o artificiales, que con toda razón inquietan y preocupan a nuestra sociedad, por el deterioro, por la corrupción y degradación de la dignidad humana y social que trae como consecuencia, en lo fundamental, es una manifestación de la insuficiencia para comprender la vida humana.

Es tanto el sufrimiento que produce, para todos, la falta de conciencia en nuestras vidas, -la falta de conducción, de precisión, de claridad, para responder ante el desafío de estar vivos, sintiendo, conviviendo, recibiendo cada momento-, que, en este contexto, hoy, la mayoría sino todos, empleamos alguna salida para mejor soportar la existencia.

El nivel de desequilibrio, de perturbación, que la ignorancia determina, en grados diversos, va socavando la dignidad humana, determinando comportamientos, que incluyen la utilización de mecanismos, para eximirnos de asumir la responsabilidad y permanecer despiertos ante la realidad.

El alcohol, el tabaco, sedantes, expandidores de conciencia, psicofármacos, o productos en general con un efecto psíquico, permiten (usados de un cierto modo y en ciertas dosis), entregar el mando y abandonar una responsabilidad como la de conducir y cuidar nuestra vida.

En un minuto resulta imposible, para muchos, renunciar al consumo, o a relacionarnos con algo para escapar del momento y pagar altos costos para alcanzar una tregua.

En lo esencial, las “drogas”, empleadas de este modo, son otra forma de reflejar la disfunción fundamental.

Existen otras adicciones, algunas muy insidiosas, que infiltran nuestros proyectos, como el “consumismo”. El tener, calma la ansiedad, sacia transitoriamente esa sensación que brota, que persigue y acorrala, que no da tregua, en esas circunstancias muchos necesitan afirmarse.

Para resolver, urge iniciar una habilitación sistemática, que faculte para -trascendente a las especificidades, a las particularidades de los distintos sistemas y culturas-, perfeccionar la presencia de cada uno y de todos en su existencia, en nuestra existencia. También para atender otros serios problemas pendientes.

Los procesos ya desarrollados para dotar a las personas -miembros de algún sistema-, de competencias para que puedan evolucionar en la respuesta que se ofrecen ante la tarea de vivir, que les permita, efectivamente prescindir de todo aquel artilugio adquirido para no estar, para escapar, muestran que esto es posible. Es así como, produciendo, por un lado, un grado de satisfacción más tranquilizador, que se suscita por la aparición de una esperanza accesible, constatable, que surge por conquistar primero un espacio más pleno e integrado que sacia al espíritu -por la cualidad de este espacio- y por otro lado, adquiriendo la destreza madura, la templanza, para soportar y administrar los momentos difíciles, donde el equilibrio se ve desafiado, ahora con recursos propios.

La utilización abusiva de drogas es una señal del fracaso del ser humano frente a su existencia

Mismos productos, usados en otros contextos son contribución.

El síntoma social de la droga, con todos sus elementos, necesita ser reconocido como la consecuencia del empleo de una lógica para conducir la existencia humana que no alanza a incluir dimensiones esenciales de la vida, para atender seriamente, en virtud de los muchos antecedentes, que deben brotar desde más acá y más allá de los intentos ya fracasados, se requiere primero cambiar la posición, para desarrollar la perspectiva y actualizar nuestra forma de percibir.

El manejo de adicciones debe trascender la lectura donde algo es malo o bueno en sí, y alcanzar aquella donde, el resultado inconducente, tenga más que ver con la manera de relacionarnos con aquello, lo que estará dependiendo de la cobertura lograda para cualquier momento.

Nuestra debilidad se asocia a la ignorancia, al desconocimiento de elementos presentes en la realidad, que al ser incluidos de modo apropiado, en el marco de un aprendizaje, cristalicen firmeza y confianza, de modo paulatino, devolviéndonos la libertad y recreando de modo dramático nuestros proyectos de vida.

La tendencia imperante por de pronto, se resiste a ajustes de esta naturaleza, el problema seguirá, permanecerá, se agravará.

Controlar el acceso, satanizar el producto, el objeto de la adicción no hace más que perpetuar la insuficiencia, tendremos ahora, por ejemplo, a un alcohólico que no toma, pero sigue esclavo de alguna otra cosa, un sedante, un cigarro, una otra persona, pero que no es libre, que no está realmente curado.

Es posible, cuando se integra todo conocimiento, proponer iniciativas que requieren, para este caso, la masa critica necesaria de seres humanos, que decida emprender la tarea de irradiar encuentros más lúcidos, para que la norma sea lo excepcional, porque, hoy por hoy, un ser humano, excepcionalmente participa de estados de conciencia más lúcidos, mucho que decir al respecto, pero para referirnos a aquel, que cada uno de los que ya estamos trabajando, hemos constatado que es posible.

Si pretendemos efectividad en el resultado, se requiere entonces revisar el modo de definir, de recibir, se requiere escalar hacia el más alto grado de inteligencia posible en nosotros como sistemas vivos, que formamos parte de un Todo Vivo en los hechos, para lo cual resulta útil usar todas las síntesis generadas de conocimiento actualmente disponibles, pero no saciarnos con menos. ¿Intransigencia?, si, a veces, frente a la responsabilidad se necesita afirmar sin transar, por ejemplo cuando es la salud de mi otro o la mía, de mi hijo, no puedo renunciar a ejercer mi rol, no debo ni quiero transar.

Cuando para atender la esencia de un momento, es requisito soltar el apego a una definición previa, ineficiente, no se puede ser complaciente, la sintonía, la frecuencia de la vibración debe ser homogénea, cuando lo vivo, cuando lo más vivo llama a lo más vivo, no podemos tolerar a lo menos vivo. La adoración a lo pensado, en ese momento atenta contra la cualidad necesaria para soluciones y encuentros creativos.

26 de Septiembre, 2011

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