Cantando en Viña del Mar
6
y 7 de enero de 2012
Trabajando desde que tomamos la decisión de ir, mirando el desarrollo del proceso y siendo parte al mismo tiempo. Se sentía desde acá como trabajaban Carla y Francisca, como mantenían un ritmo de atención, y de acción, como se modificaban en la marcha, prefiriendo orientarse siempre por el criterio del trabajo, rompiendo el molde si era necesario, abandonado el plan para entrar en el desarrollo de los acontecimientos, asegurando la presencia Conciente como garantía de veracidad y de conexión con lo importante.
El
viaje desde acá el viernes, con sus detalles, los de cada uno.
Algunas vueltas para salir, no muchas. Los pendientes de última
hora, eso que todos sabemos pero que nadie incorporó como tarea
propia y la llevó a cabo. Y eso de cada uno que nos obnubila a
ratos, aveces días, semanas, aquella vivencia sobre la que no
podemos remontar y que de un detalle pasa a ser el fondo, que de
experiencia en mi, paso a confundirla conmigo mismo... ese malestar
de no saber como recibirnos y ubicarnos, que se va colando en todos
nuestros gestos y gestiones, sin confesarnos que está ahí,
pasándonos gatos por liebres, pero sin poder mentir con la expresión
de la mirada, ante el ojo atento de los demás. Los niños muy
disponibles, graciosos, livianos, un aporte en todo momento,
especialmente cuando hay disposición y capacidad de recibirlos e
integrarlos.
Llegando
ya se percibe el cuidado, la dedicación, el afecto, el interés por
recibirnos, por recibir y aprovechar la oportunidad que estamos
construyendo: abrir aquí en Viña un momento de profundidad, de
encuentro más íntimo, cada uno con la Vida, para recibir, para
recibirnos, para generar instantes de integración individual y
colectiva, de amplitud en la percepción, de mayor objetividad en la
lectura que formulamos de los acontecimientos, una visión más clara
de lo que es posible experimentar cuando estamos en presencia
nuestra. Esta vivencia, que ocurre al cantar juntos, derrama su
efecto sobre la existencia toda de un modo significativo,
alcanzándonos a nosotros y a otros, especialmente a los que traemos
con nuestros recuerdos al momento, así estamos convencidos, y este
efecto es significativo en el todo, y no puede evaluarse como poco o
mucho, simplemente es y eso es todo.
En
la noche, mucha luz, claridad, y van quedando en evidencia los
detalles de nuestra posibilidad, los alcances de nuestro potencial.
Experimentando la intensidad y navegando sobre ella, con mucha gracia
a veces, torpemente otras, pero siempre entre todos conquistando el
momento. Recibiendo la experiencia del presente, accedemos también a
observar otras vivencias de la vida cotidiana, y una renovada lectura
de aquello se nos presenta, surge espontánea en la mente y se nos
ofrece sin controversia, cada uno ve, cada uno sabe, no todos lo van
a alcanzar a provechar pero la oportunidad se nos ofrece igualmente a
todos, en la medida de nuestros merecimientos, asociados siempre a
las oportunidades de trabajo conciente que hayamos aprovechado.
En
la mañana en la escuela, más precisión. Fresca la experiencia de
la noche anterior, alcanza para corregir detalles, posiciones,
relaciones, instrucciones, cada uno tratando de ofrecerse mejor para
la oportunidad, de manera despejada, llana, interesados en dar paso a
lo importante, sin poner lo particular, que siempre existe, por
delante de lo común y trascendente.
La
experiencia es limpia, simple, clara, directa: es posible estar en
presencia nuestra, despiertos, recibiendo el impacto del ejercicio de
cantar juntos con ese propósito, participando de una vibración que
nos estremece y nos despeja, es posible percibir y nutrir una
profundidad nuestra, un algo esencial que nos es propio, entrar en
contacto y atender una dimensión de la existencia, sutil, delicada,
oculta casi siempre en lo cotidiano, que para aparecer, para reclamar
atención, muchas veces se viste de enfermedad, de dolor, de
debilidad, pero que ahora estamos percibiendo y atendiendo con
inocencia y naturalidad, con alegría, con algo de sorpresa algunos.
Somos Nosotros.
Después
de cantar viene el conversar, compartir lo vivido, expresar en
palabras la valoración del momento, la conexión de la experiencia
con otras situaciones.
Estamos
trabajando en este ejercicio de estar presentes, de despertarnos y
despertar, como una manera de armonizarnos con lo esencial del
existir, y contribuir a la evolución práctica de lo humano, desde
la experiencia cotidiana propia, personal, familiar, laboral, y por
esa misma vía afectando, invitando, precipitando a otros a una
experiencia de la misma calidad, que les permita constatar por si
mismos.
Estamos
generando experiencias reales, donde es posible experimentar la
amplificación de la percepción, y recibir más del todo en un
momento, trascendiendo los limites del funcionamiento habitual, donde
sin otra oportunidad, permanecemos viviendo desde lo pensado,
confundiendo la parte por el todo, el mapa con el territorio, una
definición acerca de nosotros, con nosotros mismos, nuestros
sentimientos y emociones con las explicaciones de acerca de ellos.
Al
estar presentes, a través de diferentes ejercicios realizados como
Meditación, nos damos condiciones para recibir más, desde el cuerpo
es un buen comienzo, directo, buscar con la atención el cuerpo, que
siempre está disponible, y recibir su sensación, sin tratar de no
pensar, sino dejando que sensación emerja en la conciencia.
Al
cantar la experiencia corporal de vibrar se impone, también el
pensar se activa, muchas veces con gran intensidad y alboroto, hay
que estar recordándonos que el propósito es abrirnos a más y no
cerrarnos sobre algo en particular, seguimos cantando, vibrando
juntos, a veces finamente y con mucha dulzura, a veces con gran
fuerza, pasión, energía y precisión, y a veces sin precisión, un
ruido, un estruendo, pero no estamos solo para bonito y seguimos
adelante, firme en el propósito, y seguimos buscando hasta una nueva
oportunidad.
La
convivencia cotidiana, familiar, laboral, es momento también para
explorar y aplicar, para vivir desde el buscar estar presentes,
despiertos primero, aceptando la mirada de otros, los ajustes
contantes, el ejercicio de abandonar lo añejo, lo viejo, lo conocido
y arriesgarse por lo nuevo, lo recién creado, lo que está
inventándose, garantizando entre todos la conexión con lo común e
importante, con ofrecernos y ofrecer a otros oportunidades de
prosperar en la evolución hacia lo que verdaderamente,
esencialmente, somos, ya somos, en nuestra especificidad y también
trascendente a ella, en nuestra unidad con el Todo, recibiendo ahora
mismo, en el empeño, los efectos de esta condición Todo-Uno,
pertenencia, unión, protección, armonía, sentido, trascendencia,
completud, hermandad...
El
efecto de nuestro ejercicio así concebido, se vierte sobre nosotros
y sobre otros, humildemente podemos colaborar para la evolución de
lo humano, desde nuestra posibilidad hoy, no es necesario esperar a
ser de otro modo, a estar de otra manera, a sentirnos diferentes,
desde ya podemos trabajar por todos, que nos incluye a nosotros
también.
Especialmente
importante fue escuchar el efecto que el trabajo sostenido en la
escuela ha tenido sobre la relación de profesores y alumnos y por
ende sobre su Educación. Tratándose de estudiantes de Educación
Especial, niños y jóvenes con necesidades educativas especiales,
asociadas a déficit cognitivo, discapacidad física o trastornos de
personalidad, se suele, sin saber, sin querer, poner el acento en la
diferencia, y establecer vínculos desde allí, con la diferencia por
delante. La práctica de la meditación, como estrategia para
amplificar la percepción, para enriquecer la lectura de realidad,
para trascender el funcionamiento habitual, nos permite hacer
contacto con lo íntimo y esencial, que esta en todos y en cada uno.
Desde la experiencia de tocar aquello en nosotros, vamos al encuentro
de los demás, y precipitamos en ellos la misma clase de contacto.
Así ha sucedido entre profesores y alumnos en esta escuela, el
encuentro entre lo esencial de unos y otros, se ha ido instalando en
primera línea, antes de cualquier consideración de la diferencia se
experimenta el reconocimiento de lo esencial, propio y del otro,
aquello en lo que somos perfectos, completos y hermosos. Con esta
experiencia se nutre el ser de cada uno, se reafirma la identidad en
una dimensión esencial y trascendente, antes de la especificidad,
las diferencia, el déficit, o las definiciones conceptuales, una
experiencia de SER y ser visto, apreciado, reconocido. La
agresividad, como respuesta del adolescente ante una mirada que no lo
busca a Él, sino que se queda en sus características y conductas, y
que es en si misma agresión contra Él, con independencia de las
buenas intenciones con que se despliegue esta mirada, deja de existir
y da paso a la serenidad, buena disposición y satisfacción consigo
mismos, lo que les permite a ellos y a los adultos que los acompañan,
visualizar nuevas y renovadas oportunidades para su vida. Los
educadores que han participado de este proceso de mantenerse
practicando sistemáticamente en la escuela, por ya más de un año,
y que han visto este efecto en los alumnos, perciben también el
efecto en ellos, es posible favorecer y facilitar un cambio, una
transformación significativa en la vida propia y en la de sus
alumnos, y más allá también, en la de sus familias, un meta
aprendizaje acerca de como estar despiertos, presentes, que dota a
todas las experiencias de vitalidad, frescura y esperanza, no como
conceptos sino como experiencias, como vivencias constatables por
cada uno.
Muy
interesante, fue también, escuchar en palabras la descripción del
fenómeno de vivir una experiencia conocida solo conceptualmente.
Quien ha estudiado el funcionamiento de lo humano, desde la
epistemología, la filosofía, la psicología, la religión, por
ejemplo, conoce ideas, referencias acerca de, que en la superficie
pueden parecer, independientes, y cuando mal comprendidas
contradictorias, pero que en profundidad van coincidiendo en lo
esencial, conforme sea posible alcanzar una altura suficiente para
integrar. No obstante, entendimiento alguno puede compararse con la
comprensión viva que surge desde la experiencia. Al practicar el
estar despiertos, al facilitar la amplificación de la percepción y
disponer nuestra atención sobre ella y recibirla, favorecemos una
vivencia más real y objetiva, más conectada con la corriente del
todo, de modo que tenemos acceso a saber y comprender la Vida en
directo. En esta experiencia se integra el saber conceptual y la
experiencia real, generando una comprensión simple, genuina,
práctica y efectiva, a veces acerca de las grandes preguntas
universales, a veces a cerca de nuestra específica cotidianidad,
percibiendo también, a veces, la continuidad entre ambas
situaciones. Somos sabios en ese momento, sabemos de lo esencial, de
lo importante. Como todo, es la práctica constante y regular la que
afina y consolida esta posibilidad, que es para todos, para todos los
que practican así.
Quedó
un sabor a satisfacción, a tarea cumplida.
Agradecimientos
para todos y para cada uno de los que lo hicimos posible.
Los
que estuvieron antes, durante y siguen estando, los que nos vimos
allá y los que estuvieron tras bambalinas:
Carla,
Francisca, Rafael, Millaray, Lorena, Fernando, Claudina, Cristina,
Tito, Ma. Angélica, Eliana, Elbert, Felipe, Verónica, Alicia,
Ximena, Ma. Isabel, Claudia, Gabriela, Paulina, Milton, Luciano,
Luana, Julieta, Alfonsina, Samai, Libertad, Patricia.
Seguimos
trabajando juntos entonces, queda mucho por hacer, por prosperar,
Un
abrazo fraterno desde Águila Sur.
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