La Necesaria Evolución en Salud


Decía un ex director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción, que el desafío para los médicos actuales era integrar el conocimiento y la visión chamánica de la vida y la salud, a la práctica cotidiana. Es precisamente la comprensión de una existencia sutil y trascendente a la operante, la que un chamán incluye en sus esfuerzos para restaurar los equilibrios en sus enfermos, ellos reconocen la presencia de fuerzas espirituales que en ausencia de la armonía y la conciencia, determinan condiciones para la instalación de la enfermedad en un ser humano.

En el siglo 21, cuando ya se han madurado las contribuciones científicas de principios del siglo pasado, en relación a la constatación de la actividad de la vida en planos trans-materiales, cuando también jurídicamente se reivindica para la existencia humana la Dimensión Espiritual, como espacio donde se asienta la dignidad humana y la identidad esencial, resulta inaceptable que la medicina y los responsables de curar, especialmente los médicos, no reconozcamos en la práctica la necesidad de concebir planes de salud que incluyan la espiritualidad de la vida humana.

El Colegio Médico de Chile, ha incorporado recientemente, a través de su Asesor para Políticas de Drogas, la atención de lo espiritual en el concepto y cobertura de lo terapéutico. Consideramos esto un gran paso, pero insuficiente, la vida humana atendida debe ser acogida integralmente, toda vez que existen insuficiencias con resultados dramáticos, precisamente derivados de este sutil y trascendente descuido, como son las adicciones, y toda la patología que en la actualidad se asocia a la salud mental , especialmente.

Toda la explicación "científica" que actualmente orienta las prácticas médicas, soslaya de manera determinante planos de actividad de la realidad, que comprometen un análisis riguroso de los fenómenos que a través de los síntomas y enfermedades se manifiestan. La comprensión de la experiencia del que se enferma y del que cura,son estudiadas con una mirada sesgada, que atenta contra la posibilidad de prosperar en la administración de variables para procurar neutralizar la enfermedad del que sufre.

Las evidencias que reconocen la presencia de factores trascendentes en las evoluciones de cuadros clínicos,son atendidas sin la profundidad y rigor que la responsabilidad amerita. La relación médico paciente que ignora la oportunidad de recrear la participación de ambos actores en el proceso, se impone rígidamente sobre las propuestas evolutivas que sugieren protagonismos recreados, donde el paciente se convierta en un actor, que al actualizar su conciencia sobre su existencia, enriquezca de manera significativa las condiciones para mejor abordar el desafío de la cura. Todos sabemos la diferencia que existe entre pacientes pasivos y aquellos que deciden co-protagonizar en el proceso terapéutico. Todos sabemos la trascendencia que un médico receptivo de la integridad del enfermo, aquel que se interesa por la persona y no solo por los síntomas,representa para el paciente y para los resultados terapéuticos.

En síntesis, la medicina debe salir de la negligencia inexcusable a estas alturas, de permanecer trabajando en la oscuridad, ignorando un plano de realidad de la existencia humana, jurídica, científica, y debe saltar a un estado evolutivo que trascienda la violación sistemática de Derechos Esenciales de la persona humana, que en la actualidad comprometen las garantías existentes en la Constitución, para llegar a una recreación lógica, fundada en la inteligencia que facilite el realineamiento, la evolución de la noción de lo que es la vida y la salud, que permita recrear la participación de todos los actores en los procesos de salud, y la transformación esencial de planes y programas concebidos para trabajar por la salud, donde el énfasis esté puesto en la promoción, en la actualización del protagonismo del ciudadano sobre una vida inclusiva, y en la creación de procesos que consideren la salud global, trascendente incluso a la de las personas como estrategia conducente oportuna e inteligente.

El médico como líder en la gestión de salud, idealmente debería ser quien primero esté dispuesto a trascender su rol, a recrear su papel, a incluir el espíritu como principio, sin temor a la transformación, ni a la resistencia, ni a los costos que conllevan el enfrentarse con una inercia, costos incluso judiciales como me encuentro pagando. Es necesario que de modo natural, todos los responsables nos actualicemos con la información existente para cautelar nuestra propia salud y para alcanzar la consecuencia que nos otorgue una autoridad ética, la propiedad suficiente como para recuperar el respeto y el prestigio que se ha ido perdiendo y lo más importante, llegara ser instrumentos para una categoría de respuestas que nuestra enferma sociedad necesita urgente para curarse.  

Médico Psiquiatra
Director Equipo Triagrama

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