Los Maya: El paso del Hombre del Trigo al Hombre del Sol
Tuve la posibilidad de recibir la impresión -a través de un par de chilenos en Guatemala con los Mayas- de cómo lo más sorprendente de sus atributos dice relación con un estado de conciencia en sus dinámicas, en sus percepciones, que los liga al Todo, a la Vida, a la Existencia: más despiertos, con más comprensión del rol en la vida, de la vida, de lo que ha lugar, valorando el presente, profundizando el encuentro con cada momento, que nos lleva a estar más agradecidos, por la grandeza que surge en nuestra conciencia, más respeto por la vida, valorando los amaneceres, la relación con los astros, utilizando otro orden de referencias para mejor situarnos, el cuidado de los ancianos, la inclusión de la trascendencia al plano de la materia, la existencia más eternizada, como principio natural, de obvio, por la información que se deja sentir cuando más despiertos.
Muy genuina la entrega de las impresiones, despejadas, puras simple, sin pretensiones, alentadoras. El hombre del Sol, desde el del trigo, un hombre más despierto, ese fue -el que entendí- que la tradición Maya avizora, y esa es la demanda del momento: el hombre perfeccionado, para ejercer la libertad que reclama.
Libertad, para nosotros, no es hacer cada uno lo que le de la gana, libertad es tal cuando nos liberamos de nosotros mismos, de la ilusión, para caer en cuenta de cómo son las cosas en verdad, y comprender la unión esencial con la existencia y con un mejor precisar por comprender, dejar fluir con libertad la existencia, a través nuestro, más respeto, más conciencia.
Son muchas las iniciativas que van confluyendo, toda intención, como la de integración corporal cognitiva, donde el paso significa trascender el orden de percepción habitual a una tridimensionalidad que implica el surgimiento de otro grado de conciencia, ordenador, liberador, alineador, otros donde la conciencia misma, asistiéndose de la cobertura de lo corporal, pero la conciencia, para su cultivo y desarrollo.
Los Mayas, las mayanización de lo católico, de lo evangélico, integrándose algo difícil de integrar , lo maya como un modo distinto para estar en lo mismo, para consagrar por lo católico o por lo evangélico, es un meta-consagrar. Esa simpleza, esa opción dignificadora, donde ciertamente se está pretendiendo que un grado de certeza suficiente nos obligue a realizar ajustes, sobre nuestro modo, para cultivar sistemáticamente cierto orden de atributos, casi como una obligación, cuando menos para los responsables. Esa comprensión de libertad, inmadura, infantil, donde no se distingue el hecho que todos existimos unidos y que cada acto, de cada uno, repercute en la vida de todos, como algo biológico, que debe ser cautelado desde la ética, ética que debería ser materia constante en la formación, ¿que sería un comportamiento ético?, ¿electrones libres vibrando en cualquier frecuencia?, más vale unos sintonizados, coordinados, en armonía, cantando.
Milton Flores
TRIAGRAMA
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