Soportando, el equilibrio requerido ya está por venir
La situación muestra cómo primores de nuestro esfuerzo escalan y llegan a alturas significativas, desde donde se conduce poder en nuestra convivencia nacional. Evidencias de lo que podría ser desarrollado hacia nosotros, de lo que ha de ser un ajuste inteligente, obvio, cuando la cobertura de la conciencia en el sujeto que observa, es suficiente para incluir de lo esencial en algún grado, como para recrear la comprensión fundamental en nuestra existencia, una operativa, concreta, asible, para el que se interese por aprender.
Por un lado -entre otros lados posibles- eso; mientras el esfuerzo que se realiza para sostener de hecho la iniciativa viva, para ejercer una influencia responsable al hacernos cargo de un mandato para prosperar en la atención del servicio. Ese esfuerzo, por momentos, es insoportable, con toda la insuficiencia de la que nosotros somos responsables, con el hecho de que estamos eligiendo de esta forma, nadie nos obliga, pero igual es insoportable, en verdad, hasta ahora hemos soportado, y seguro podremos soportar aún más. Es preciso, sin embargo, que la exigencia se haya desplazado más hacia objetivos espirituales, que la materia, si bien también se ha de atender, se puede alcanzar austeridad máxima, para prescindir por momentos, incluso de lo básico, para mantener la gracia.
Por momentos el costo de no aceptar relaciones que comprometen lo ahora comprendido por digno, genera una transición en la relación con lo material, que resulta no entendible para la lógica habitual. La relación con el dinero, la oficial, somete a la aceptación para con una negación de dimensiones sutiles que se habrán de comprometer, se vende el alma al diablo. ¿Cómo salir? ¿Cómo aprender?, estamos en eso, con una crisis de fluidez en la riqueza material, prospera el plano espiritual de nuestro esfuerzo, se irradia, se profundiza, se comparte la síntesis de conocimiento recibido.
El equilibrio requerido, ya está por venir, por de pronto ayúdennos a soportar, trabajen para que todas nuestras conciencias unidas iluminen mejor el camino y nos muestren, gracias a nuestro mérito, nuestra capacidad para estar despiertos cada vez más, con toda la riqueza que ya nos ha sido dada, de la que somos parte, aquella que nos obliga a soltar y a mejor adecuar la carga que cada uno de nosotros lleva, compartir nuestra riqueza, toda, especialmente la más esencial, pero también la material, y sin caer en la estupidez, prosperar en la distribución de la riqueza material, y para insistir prosperar en la comprensión de lo que es riqueza como principio.
Paciencia, ojala que el corazón acompañe, para poder asistir de la mejor forma en la tarea de soportarnos, es decir, de poder mantenernos presentes más allá de toda perturbación inevitable en nuestra existencia, transiciones evolutivas en la relación con lo material.
La unión insuficiente entre nosotros determina que para acometer la tarea, algunos asumen por de pronto más responsabilidades que otros, y eso, cuando se ajusta, es significativo, podrá generar más luz, más armonía.
El acceso al poder, con la información oportuna y necesaria, es una buena noticia, que obliga a afinar nuestra propuesta; afortunadamente mi madre ya ofrece su asistencia para lo inmediato, para armonizar.
El esfuerzo por disponernos a recibir el despertar de las aves, de los pajaritos en la amanecida, ha sido maravilloso, tan hermoso dejarse traspasar por la sinfonía que todas las mañanas Dios, el Todo, nos ofrece gratis para armonizar, para religarnos un poco más al Todo, para neutralizar nuestro ensimismamiento, en la ilusión, en una parte, en esa que nosotros creamos dentro de nuestro intelecto, en un plano virtual, desde donde la conducción se desarrolla no incluyendo información esencial, como para comprender integradamente la realidad en grado tal para que la vida misma pueda ser asimilada como experiencia, como un sentir.
El salto cualitativo, el ajuste, la mutación que hemos de experimentar, que estamos experimentando ya, desde siempre, pero que en estos tiempos se precipita de un modo dramático, para convertirse en norma. Los niños índigo, los dorados, ellos están naciendo más despiertos, están exigiendo más conciencia, percepciones de la realidad desarrolladas, para así poder mejor incluir e integrar.
La ilusión, la percepción ignorante de planos donde la luz habita, nos lleva a reivindicar como esencial elementos de la realidad, que en esa jerarquía de percepción, son a los que se accede como más luminosos y se atesoran.
Al parecer incluso en las realidades astronómicas, se estarían generando condiciones para que el Ser Humano experimente un registro superior de su organicidad, los esfuerzos del ego -mecanismos generados para palear nuestra inmadurez y falta de evolución-, no alcanzan para que nos podamos evadir como ha sido la tendencia. La fuerza desplegada para mejor no sentir, tampoco satisface, zozobra, las personas sufren. Ayudarles a no sentir alivia por momentos, ayudar a mejor sentir, exige otra participación de los individuos y del colectivo para precipitar tal ajuste, más responsabilidad, más firmeza para soportar y ahí jugar un rol protagónico, recibir y salir a conducir la energía, la fuerza, para provocar una cristalización de nuestra identidad en otro plano de realidad, recreándose así todo, constatar la vitalidad, aceptar el desafío de sentir, de encumbrarnos por sobre el flujo, sin dejar de ser parte de él al mismo tiempo, seres concientes de su esencia y de su todo y del Todo, otra salud, otra educación, para seres inteligentes, como siempre lo hemos sido, con la chispa divina correspondiente, asumida por la constatación de una realidad integrada que nos la muestra.
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