En Educación

En Educación, para transformar la cualidad de los resultados alcanzados, con los esfuerzos desplegados en la actualidad, resulta necesario integrar a la comprensión, aquella que implícitamente se asume, espacios, miradas, para observar la presencia de facultades susceptibles de cultivar en el funcionamiento humano, que favorezcan respuestas de otro orden y que abran una explicitación sobre nuestra condición esencial, que siempre debiese estar mejor precisada.

Sostener la presencia de una oportunidad para participar de un nivel de actividad mas esencial, sutil, que integra dimensiones mas plenas de la experiencia, que actualiza y que enriquece, a través de un entrenamiento accesible, es una pretensión no menor, es abrir otra categoría de influencia susceptible de conducir, de organizar e incorporar a los proyectos educativos.

Existen varias fuentes que nutren esta comprensión, sin embargo la más conducente es la práctica, probar su resultado, constar sus efectos.

Como profesionales, como responsables de servir, en diferentes ámbitos, tenemos la urgencia de encontrar algún plus para el actual momento evolutivo de nuestra oferta, y prosperar cualitativamente. Trabajar para potenciar la emisión de una señal, para organizarnos y generar espacios para coordinarnos, es el pedido para estar más despiertos, para sostener un estado de alerta, que signifique una influencia enriquecedora para nuestra relación con cada momento.

En educación entonces, asumir la condición de seres integrados, que distinguen la presencia de una actividad orgánica, como la afectividad, la corporalidad, la intelectualidad, de otra actividad, sutil o transmaterial como la espiritual, que se reconoce en la medida que cada uno desarrolle las competencias para trascender el ego como escenario. Saltar a otro plano resulta, fundamental, imprescindible, si lo que se busca es mayor inteligencia, mayor capacidad para administrar la realidad.

Hoy no se integra de modo sistemático esta distinción en la conciencia. La realidad es lo que es, más allá de la capacidad de nosotros para percibirla. Hoy día lo oficial no incluye estos espacios en la condición humana, castrándose la oportunidad para proponer proyectos, funcionamientos, que incluyan en la organización asumida dimensiones esenciales de la existencia de cada cual, de todos y de todo, como para participar de una integración minima suficiente con todo momento.

Resulta casi imposible desplegar grados superiores de armonía de equilibrio, de justicia, de unión en nuestro acontecer, si no paladeamos vida misma en nuestra conciencia. Si solo nos contentamos con la información que es posible registrar con nuestro Yo dentro de los territorios del ego, el grado de totalidad susceptible de administrar en esas condiciones, no alcanza para con lucidez y propiedad administrar la realidad, perpetuándose así las limitaciones para nuestros niveles de satisfacción, que son evidentemente insuficientes.

Este ajuste, esta transformación, saltar a dimensiones integradas, anheladas desde siempre, sin “COMOS” operativos, asimilables, oportunos, pragmáticos, resulta casi imposible. Para tornar factible el acceso a una cualidad superior, en la influencia que todo proceso educativo debiera ofrecer, para responder a las necesidades de nuestra vida, hoy en día, se necesitan comprensiones recreadas con más objetividad, más cercanas, operativizadas, a través de la entrega de herramientas, de la práctica que habilita para desarrollos de esta naturaleza.


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