Decididos por una efectiva libertad del Espíritu.



En primer lugar afirmar -siguiendo a la ciencia moderna- que otra dimensión de realidad existe, una dimensión sutil, una meta-presencia, cercana al espacio del misterio, fuente desde donde brotan el Amor y otros sentimientos sublimes. Existe desde siempre -por su puesto- relacionada con lo sagrado, lo trascendente, la totalidad.

Este orden de la realidad, es el que se reivindica para ser incluido en los patrones oficiales de relación, y poder gozar así de otra jerarquía de la Libertad, la que se disfruta cuando realizamos los Derechos Esenciales del Ser Humano, aquellos que han sido proclamados  por la Asamblea de las Naciones Unidas (1948) como requisitos para la construcción de un mundo digno para el Ser Humano. Un grado de Libertad que se goza en presencia de la dimensión trascendente de la existencia. Y somos los ciudadanos los que estamos cayendo en cuenta que esta Libertad no la concede nadie más que el Todo y cada Uno cuando decide conquistar para su conciencia los territorios espirituales.

El Ser de lo humano despertando a través de la alianza transversal y trascendente de personas que deciden avanzar hacia la plenitud de modo firme y natural.

La Unión se empieza a paladear en los contactos presenciales y también virtuales, a propósito del trabajo que nos da la iniciativa ciudadana CANNABIS DERECHO A PETICIÓN. Vamos reconociendo la presencia de otro espacio funcional, donde lo particular no compite si no que se complementa, no todos al mismo tiempo, pero entre los que si se alcanza ahora esta complementación sucede la sinergia, en presencia del contacto sutil que ofrece la unión como experiencia plena y concreta.

Otro grado de Libertad, la del Yo en el Espíritu, la del Yo religado al Todo en algún grado superior, suficiente como para comprender la necesidad de ajustar la relación con la materia, que ya sea un fin sino siempre un medio, por tanto ojala siempre la dosis precisa. Y dar cobertura a una totalidad más integrada -impregnada de espiritualidad- que recrea principios.

La Libertad del Espíritu, necesaria para pretender trabajar hacia la Felicidad de todos y de cada uno, aquella que surge cuando una dimensión de la fisiología de la existencia nos muestra la posibilidad de cultivar la esencia de modo accesible, ecléctico, natural y simple, porque es así.

En esto nos encontramos en Chile. Somos ciudadanos ejerciendo ya nuestras Libertades Espirituales, recreando así lo que vamos a aceptar. No consideramos las cosas malas o buenas en si -ni el dinero, ni las drogas ni el sexo ni nada- todo depende de cómo se usen. Y la Justicia -acercándose a la ética del derecho- ha de actuar sobre las conductas humanas, las acciones realizadas, no lo que se piense o se sienta. El mero contacto con plantas como la Cannabis no es suficiente mérito para un castigo, para una discriminación. No toda conducta vinculada con plantas enteógenas puede ser proscrita, menos aún aquellas que sirven al propósito de cultivar el ejercicio de Derechos Esenciales, sí aquellas destinadas a abusar de la debilidad humana, atentando contra el bien común.

La atención del Espíritu en Salud y Educación, de modo sistemático y efectivo, nos permitirá dar los saltos cualitativos para prosperar en la calidad del estos servicios.

Precipitemos con nuestra aparición, con nuestra Presencia, la cristalización de dinámicas evolucionadas más inteligentes, que comprendan y asuman la Unidad como principio madre, a través de la constatación paulatina de nuestra conexión insoslayable con lo real de la creación.





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