“Lavado de dinero”
Pretendiendo
que nuestro Estado de Derecho efectivamente garantiza la dignidad esencial de
los Seres Humanos, y que los
responsables -los mandatados para gobernar desde los distintos poderes que
tienen influencia sobre el acontecer del colectivo- tienen la jerarquía para realizar en ese orden
sutil del contacto con lo real, en ese mundo, el dinero debería representar un símbolo, una herramienta para
facilitar la fluida transacción de
energía entre los distintos, para facilitar la coordinación, sincronización,
funcionalización de la integración entre Todos, para alcanzar el Bien Común, que
en este mundo pretendido sería reconocido como único anhelo válido, legítimo,
justo, inteligente y verdadero.
Si el
dinero se usa, como ahora se hace, representando el sometimiento, la pasividad,
la ignorancia, reflejando pervertidos patrones de relación donde se soslaya la
presencia de la energía espiritual, degradando la condición de quienes sostienen
ese orden de relaciones, ese dinero, que brota impregnado de oscuridad, no es
combustible para el Trabajo Espiritual –el trabajo del Ser Humano– si se
claudica no obstante, y aceptamos integrarlo, eso sería lavar dinero.
¿Quien considera estar efectivamente ofreciendo
trabajos para Seres Espirituales viviendo en materia?
¿Cuándo pago, a quien le pago? ¿Estoy
comprendiendo acaso que estoy contribuyendo para que otro Espíritu Hermano –por
ser partes del mismo Todo, hijos de Dios– alcance su realización, como también
yo?
La degradación
del manejo del dinero, que los Seres Humanos aceptamos hoy en nuestros
intercambios conlleva enormes costos espirituales, la dignidad se desgasta.
Toda vez
que transamos el respeto a la dignidad y vendemos
el alma al diablo aceptando –por
debilidad habitualmente– realizar esfuerzos para propósitos donde la lealtad al
Todo está comprometida, a cambio de un dinero, ese dinero nos convierte y nos
hace cómplices de una violación a Derechos y Deberes Humanos, refleja ignorancia, representa energía cargada con
vibraciones más groseras que aquellas sutiles donde el Espíritu debe habitar y
funcionar.
La Vida del
que se somete y se esclaviza se oscurece. El miedo a la libertad incierta nos lleva a querer
asegurar, a inventar un delirio (el árbol de la ciencia del bien y el mal), que
se inicia en una construcción teórica de lo que podría ser apropiado e incluso
inteligente, pero que por la naturaleza de la concepción virtual, enajena. Ego v/s Realidad.
Este otro
dinero depurado –el mismo objeto pero cargado de otra energía– que brota desde
el corazón en conciencia del Espíritu, efectivamente nutre la intención
trascendente.
No son
pocos los que desde su actual situación evolutiva ofrecen sus sacrificios para poner Energía en
procesos trascendentes: reciben dineros contaminados, los depuran en el
ejercicio y los tornan disponible en las condiciones adecuadas. Y nos referimos
a algo distinto a caridad, que sería pasarle dinero cargado a otro.
Insistir en
que depurar el dinero es tomarlo
de relaciones enajenadas e instalándolo
en una dinámica integrada donde el Nosotros es la realidad que nos ordena.
Supuestamente
los dinero más éticos, más protegidos, más puros, que son de todos, serían los
que administra el Estado, sin embargo la administración de ese dinero aún la
conducen personas sin conciencia suficiente, por de pronto, para comprender la
sutileza.
Insinuaciones
se hacen más recurrentes, pasando de hablar de ecología a vivir la ecología,
ecología espiritualizada.
Otro plano
de realidad integrándose paulatinamente, va y viene hacia la superficie y toca
lo más aparente, sin embargo, el proceso está madurando alcanzado núcleos más
consistentes, Seres humanos que expresan consecuencia en su vida espiritual –un poco
más, de acuerdo a sus méritos– se integran y dan la cara; otros concuerdan
plenamente con la existencia de garantías para el ejercicio de libertades
individuales. El espectro es amplio para la diversidad, mientras la sintonía
que nos aúna se profundiza.
Dr. Milton
Flores Gatica
Comentarios
Publicar un comentario