El delito de cuidar la vida sin permiso del SAG.




Ciencia Divina
El producto de la investigación científica moderna, o uno de ellos, reconocible en un plano especial de conciencia, dice relación con la necesidad de procurar todo el rigor posible en nuestra observación, en el contacto con la realidad.
La necesidad de integrar otros planos de realidad en la conciencia, a esta altura es fundamental para todo Ser Humano, en su salud y el cuidado de la vida.
Nuestra felicidad depende de que nos habilitemos para recibir más esencialmente nuestra existencia, con cobertura para el espacio espiritual donde habita otra comprensión.
En educación, para prosperar cualitativamente se debe iniciar una instrucción para habilitar en otro orden de destrezas -meta-competencias- para lo cual es necesario participar de una comprensión trascendente a lo material, reconocernos espíritus en un cuerpo.
La ciencia, ofreciendo fundamentos para acercarnos a lo sagrado, para buscar lo divino de modo natural como un acto inteligente.
El que opera sin alinearse con estos elementos de la realidad, no se muestra -sin ofender- muy lúcido e inteligente. La dignidad que realiza, que permite participar de experiencias excepcionales, y que esto sea la norma, exige para nosotros exhibir algún grado de ética, de rigor en la observación, volvernos responsables de cultivar sistemáticamente nuestra percepción.
Reiterar que las ciencias contemporáneas -física moderna, neurociencia, psiquiatría, sicología transpersonal, arqueología y ciencias jurídicas- con diversos grados de madurez, han instalado el hecho de una realidad trascendente a la materia, que debe ser incluida para que cualquier análisis alcance la categoría de serio.

Un corazón con coronarias tapadas. Después de la coronariografía me tuve que internar de inmediato para cirugía, a fin de evitar el inminente riesgo de un infarto. En ese instante la angioplastia no era suficiente para resolver pues el daño estructural requería una intervención más radical, a tórax abierto. El trabajo que permitió detectar el dolor anginoso antes de producirse la necrosis por infarto, fue gracias a los esfuerzos desarrollados sistemáticamente para cultivar y afinar mi percepción. Mi vida en la dimensión material de la existencia, se mantiene entonces gracias a las medicinas que uso para tales fines, como el cannabis y también gracias al empleo de otras prácticas.
Esto fue en Octubre del 2009, en Febrero, antes del terremoto del 2010, debí recibir atención por colapso de uno de los cuatro by-pass y me instalaron varios stent -cuatro- para apuntalar y mantener funcionando mis coronarias. Después de esto, ya no parece que pueda contar con otra asistencia al funcionamiento de mi corazón. Mi padre falleció de un infarto fulminante en 1995 y ambos padres de mi madre fallecieron por cardiopatías coronarias. La carga genética más mi ineficiencia desembocaron en este resultado. El cardiólogo me señala que la única oportunidad pasa por someter al corazón a una exigencia precisa para obligarlo a generar colaterales, revascularización autónoma y natural. Para esa tarea el monitoreo, la conciencia para percibir indicadores de dolor, para modular el esfuerzo a realizar resulta fundamental.
En este contexto por tanto, toda iniciativa realizable para contribuir debe ser incluida por supuesto en el marco de lo que son mis derechos. Así, el derecho a la vida me hace reconocer que cuando uso medicinas culturalmente disponibles -más allá de las confusiones y apocalipsis que pretenden imponerse- estoy en mi derecho cuando. Estoy en mi derecho cuando integro un expansor de conciencia para agudizar mi percepción ¿o no?
Este aspecto, que forma parte de la realidad en la que me encuentro, donde se me acusa del delito de cuidar mi vida sin permiso del SAG, el proceso en desarrollo integra planos de realidad, reconoce niveles dónde acontecen simultáneamente distintas manifestaciones.
Este plano, el vinculado con mi corazón, es un plano de resultados, el plano de lo material, de lo evidente usando la observación habitual, que verdaderamente tampoco es que sea muy natural percibirlo, el material.
La mayoría opera perdido en la ilusión. En cada instante la destreza para sostener un contacto fresco con el presente no está desarrollado. Un área de la experiencia ofrece un espacio virtual, simbólico, un reflejo de la experiencia, sea esta consciente o no, es una dimensión simbólica y no la realidad misma, a la que la mayoría recurre para zambullirse y dejar de afirmar en el aquí y ahora.
La cultura, todos, la especie, ha oscilado siempre entre estar dormido o despiertos, civilizaciones dormidas y al parecer - según antecedentes arqueológico- algunas otras estuvieron más despiertas para alcanzar dinámicas más inteligentes, receptivas y pacíficas. Afortunadamente, algún grado de lucidez ha facilitado la prosperidad en muchas materias, la tecnología por ejemplo es formidable y nos permite integrarnos y disfrutar de muchos beneficios. Sin embargo esta misma inteligencia hoy día señala la necesidad que el ser humano evolucione, ciencia donde se establece que la dimensión sagrada de la existencia debe ser atendida, y resulta fundamental para recuperar dignidad, incluir lo divino como natural, ciencia divina.
Eso ya está sucediendo en el mundo, en América y a Chile en particular le está tocando jugar un papel que no resulta ser evidente aún para la mayoría. Sin embargo una apertura se viene insinuando a paso lento pero seguro, favoreciendo el viaje hacia la trasformación. Mejores seres humanos, más inteligentes, más sanos y consientes de su condición, seres espirituales participando de experiencias humanas. Es cosa de "abrir más los ojos", expandir nuestra conciencia, incorporar mas variables a nuestra lectura de realidad, ahora mismo por ejemplo...sentir el peso del cuerpo en las plantas de los pies, sentir la respiración, despertar, alcanzar algún grado mayor de realización, de realidad, sentir, soportar, confiar y ocupar con más presencia, con más autoridad, nuestro lugar en la vida. Así comienza la conquista de lo divino, la aplicación de la ciencia moderna que recomienda cultivar lo sagrado como estrategia para alcanzar la felicidad.

Dr.Milton Flores Gatica
Abril 2013

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