Cuando me vuelvo a encontrar con mi situación, puedo reconocer distintas posibilidades, dependiendo de la cualidad de mi contacto con este momento.

Si proyecto mi atención sobre lo que se genera en mis consideraciones intelectuales, surge la pregunta sobre cómo poder inyectar fuerza, sobre cómo hacer más eficiente, para atender la necesidad que reconozco urgente, vital, para optar a transformaciones significativas, para “hacer el bien”.

Cuando me pido incluir las sensaciones que brotan desde mi corporalidad, siento mis dolores, tensiones, angustias, que me invitan a retirarme de la ligazón con esos otros espacios, sin embargo, si sostengo mi interés y persevero por esa senda, de a poco, me conecto además con una certeza, con la posibilidad de otro contexto para todo lo anterior, que me tranquiliza y que modula lo que se va pensando en mi intelecto y la relación con la señal del cuerpo. Pienso que estando más presente Yo en mi vida, contribuyo más significativamente para el objetivo esencial, para la necesidad madre en nuestra, vida salir de la ignorancia.

Esos pensamientos se mantienen mientras mi presencia refleja una jerarquía trascendente al cotidiano, más agradecida, aunque menos frecuente que lo que mis anhelos quisieran.

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