Evolucionando en la capacidad de recibir nuestra vida

En la actualidad la conducción nuestra de ese encuentro con las circunstancias, con cada momento hecho de tanto, requiere desarrollarse. Necesitamos participar de otro plano de nuestra existencia, meta-observar, para con más propiedad recibir y recibirnos, en continuidad.

La relación con lo erótico, con la activación que se desprende en presencia de un X y un Y, la genuina, la relacionada con la recuperación del todo, la integración de los complementos en el plano objetivo, más allá de la subjetividad que hoy rige nuestros acercamientos, posibilita participar de una oportunidad cierta para expandir la plenitud de la vida en nuestra conciencia.

En lo habitual, la activación que nos lleva a querer unirnos con el sexo opuesto, o con los del mismo sexo, no siempre es pura. La pareja hoy se asocia a propósito de distintas activaciones nutritivas, brotadas en una intimidad diversa.

Los seres humanos nos afectamos positivamente con la presencia de otros, y cuando ES salta espontáneo, más allá o acá de cualquier pretensión subjetiva, ES porque así ES, lo aceptamos, lo rechazamos, eso determina consecuencias. Este afectarse, como con los hijos, como con los niños, los padres, los amigos, resulta en muchas veces, lo más logrado en los encuentros, y en ocasiones, especialmente entre amigos, disfrázase de activación erótica genuina, para confundir y llevar a tomar decisiones equívocas, a veces lamentables, entre parejas hétero y homo sexuales.

Como vivimos en un plano de conciencia que se rige en el espacio subjetivo se tolera el equívoco, y se legitima, porque en lo esencial no es diferente, en ese contexto. Pero cuando surge lo erótico, del X y del Y, todo es diferente, es real, y tranquilo, especialmente cuando se asocia a un estado evolutivo que permita, a cualquiera de nosotros, estar presentes, para recibir y distinguir, para conducir, la erupción que se desata y lograr una conciencia de la integración que acontece cuando así tan intenso, trascendente, nos ocurre.

La participación conciente, incluso la inconsciente, en un acto genuino de lo erótico, incluso también en aquellos afirmados desde la subjetividad, produce una restauración, un alivio, una armonización, hasta destellos de luz en nuestra vida, que motivan para continuar y mejor sobrellevar el esfuerzo.

Para el desarrollo inteligente y eficiente de nuestras oportunidades, buscar la actualización de facultades trascendentes, absolutamente accesibles para todo interesado en intervenir en cada momento de modo justo.

Sentir nuestro cuerpo, el templo donde se abre y manifiesta una dimensión de nuestra experiencia, desde otro plano, sutil, donde el Trabajo lleva a cristalizar una identidad, una existencia en otra conciencia: espiritual, más allá del ego, asumiendo la condición de un observador alineado con las investigaciones en física moderna. Todas esas y otros modo de referirse a ese estado, donde la sensación efectiva de estar ligados al todo es obvia y determina, nos permite comprender y recibir, sorprendernos con una respuesta que brota desde nosotros para con los momentos, habilitados para sentirnos más dignos y libres, ya no esclavos del sexo, que cuando ausentes nos arrastra, cualquier cosa... Tenemos la suerte que Dios nos protege y nos ama y gracias a eso no nos sucede nada más terrible, la Totalidad tiene la fuerza para dar curso a la vida.

Entonces, el problema en estos temas, en la relación con el animal sexual donde habitamos -también afectivo e intelectual- es la ignorancia, la falta de luz, que cuando se prende, y se pone en funcionamiento un Yo, desde la apertura del otro plano más integrado de conciencia, aparece la solución: un Yo empoderado, con otro contacto a la realidad, su percepción evolucionó, mutó, integró la espiritualidad en su proyecto, y ya nada es malo o bueno, se acepta con humildad y agradecimiento lo que va siendo dado, llegando por esta actitud a puras sorpresas delicadas, lindas y felices. Se recibe lo que hay y procuramos estar ahí, concientes de la activación que surja, que el Todo determine.


En este contexto los esfuerzos que puedan orientar hacia una evolución, hacia una salud sexual, pueden reconocer la utilidad de enteógenos. Plantas de poder, medicinas naturales, que tienen el potencial de facilitar el aprendizaje para también estas habilidades.

Cuando la respuesta al desafío que se tiene, implica la evolución de la conciencia, es todo el sistema el que aplica un ajuste en su dinámica de relaciones, todo empieza a contar con otra presencia, habilitados para meta-funciones que permiten abordar con más oportunidades también otros desafíos y sufrimientos -como los manifestados en el abuso de sustancias- y oportunidades -como en la aplicación de influencias educativas y sanitarias-, para ser más inclusivos, en todo, para curar, para desarrollar.

Integrando la contingencia en Chile, también para esta situación se requiere desarrollar la conciencia del todo país, para mejor comprender el desafío. Son demandas sutiles las que se formulan, queremos garantizar la presencia de espacios donde todos unidos, reflejando sabiduría y comprensión de la naturaleza humana, con más inteligencia. Un sistema es más inteligente, no cuando tiene mucho de lo mismo, sino cuando posee de lo distinto en armonía y equilibrio. La falta de una recepción sensible, conciente de la vida, nos tiene en esta insatisfacción.

Para responder, y con los elementos presentes en nuestra realidad chilena y latinoamericana, y en el contexto de toda la información recogida directa e indirecta sobre el hombre en la vida, venimos desarrollando el ejercicio de mantener un estudio y trabajo para cultivar, un grupo de profesionales y personas responsables, meta-habilidades que nos faculten para desarrollar encuentros y lecturas más plenas, que irradien la manifestación de un potencial en actualización permanente, hacia fuera de las órbitas más esenciales del trabajo.

Distintos recursos, entre ellos enteógenos, en particular en Chile, donde forma parte de nuestra realidad, la Cannabis, o "Santa María", es agradecida como un recurso para potenciar el perfeccionamiento de los miembros del equipo, posibilita el entrenamiento necesario para potenciar la capacidad de encuentro con la plenitud, su uso abre la oportunidad para el desarrollo de la Conciencia, para tocar -como todo enteógeno- lo divino que hay en nosotros, como una medicina que cura y alivia, al facilitar el cultivo de nuestra presencia. La apertura significa el desafío para más responsable, realizado en ejercicios colectivos, conducidos para tales a fines. Estas destrezas han conseguido la habilitación para intervenir en sistemas individuales y colectivos, logrando generar conciencias suficientes para optimizar la utilización de las oportunidades.

El espacio que nos hemos atrevido a ocupar ha requerido de intrepidez, de querer asumir responsabilidades para estudiar como curar al sistema, hemos debido salir de sus reglas para observar, y estamos dispuestos a pagar, sin embargo, afirmamos con fuerza que tenemos algo que ya estamos ofreciendo como resultado.

Volviendo al tema de lo sexual, el manejo adecuado pasa entonces, por mejor reconocer la condición humana y su fisiología, incluyendo sutilezas trascendentes que faciliten la comprensión de los distintos signos y síntomas que los seres humanos, individuales y colectivos, emitimos como reflejo de la insuficiencia, y muchos otros naturales, sanos, mal comprendidos, las crisis de pánico por ejemplo, vida que lucha por llegar a la conciencia, a través de un ego que procura mantener al Yo secuestrado y fuera de la existencia misma.

La relación con la Santa María, puede intencionarse para aprender a recibir más en un momento, y devolver protagonismo pragmático ante los momentos de zozobra que la existencia nos presenta. Como en el caso de otras debilidades humanas, que llevan a refugiarse en el alcohol, en el consumo, en el otro, en amortiguadores de realidad, que siempre cobran dignidad por sus servicios.

Trabajo que también se ha aplicado en las intensiones sobre la comunidad, durante procesos que extraoficialmente no proscribía el empleo de la Cannabis, para por esa vía atender necesidades que, en tanto saciadas, bloqueaban el inicio del consumo de sustancias tóxicas, distorsionadoras de realidad, que producen obscuridad, profundizan la ignorancia y promueven la dependencia y la esclavitud, incluyendo aquí también ansiolíticos, antidepresivos y anti-psicóticos.


Puede llegar a considerarse un salto evolutivo en el criterio frente a la Cannabis, aceptar su uso y regularlo, como una medida madura para atender delincuencia, el narcotráfico, y también la necesidad evolutiva de la sociedad, de trascender la emisión de conductas inconducentes, sean legales o no.

La falta de lucidez lleva a negar la influencia de tanta iniciativa que se mantiene en el ámbito de lo legitimado, pero que determina la presencia de condiciones adversas para lo esencial, perpetuándose el sufrimiento, no obstante las intenciones que pudiesen describirse como interesadas en el bien común.

La tolerancia para que la obscuridad rija nuestro curso es irresponsabilidad.

Más presencia sobre la Vida ilumina, y pone en retirada la ignorancia.

Sabiduría eterna insinuada a través de la Vida, para todo quien se dispone, y que los pueblos originarios reclaman, rechazando toda cultura que castre a la Vida, donde lo esencial no esté presente en grado suficiente, donde no se sabe, donde no haya sabiduría, ni comprensión, como en la dinámica que en Chile actualmente impera, que nos perturba a todos, y que hoy día reclama evolución, para con más conciencia recibir los distintos desde la Unión, e integrar.


Milton Flores Gatica

TRIAGRAMA

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