DECLARACIÓN OFICIAL
De Milton G. Flores Gatica, Médico
Psiquiatra, imputado por cultivo de Cannabis en Chile. (*)
Declaro que mi nombre es Milton Gregory
Flores Gatica, RUT: 6.628.663-0, Chileno, de profesión Médico
Cirujano, egresado de la Universidad de Concepción, especializado en
Psiquiatría en la Universidad de Chile, y que fruto del estudio
desarrollado durante el ejercicio de mis responsabilidades
personales, profesionales y ciudadanas, me encuentro en la actualidad
participando de una comprensión para mi existencia, donde el cultivo
de la espiritualidad, del despertar a otro estado de conciencia, se
torna fundamental y eje de mi proyecto vital integral.
Como profesional me ha correspondido
recibir distintas estrategias para atender este déficit, que es
significativo en la fisiopatología de las adicciones, depresiones,
disfunciones y trastornos individuales, familiares y sociales:
Paradigmas, prácticas, herramientas, técnicas, ritos, y otros, que
permiten intervenir la percepción para desarrollar su jerarquía, su
grado de expansión. Todas estas oportunidades han sido estudiadas,
probadas, asimiladas, situadas para reconocer la instalación
apropiada y justa para las distintas circunstancias.
Surge entonces, la posibilidad para
integrar tecnología chamánica, donde los Enteógenos (plantas de
poder, como la Cannabis o Santa María, el Ayahuasca o Daime)
facilitan los procesos de aprendizaje para conquistar grados
superiores de expansión de la conciencia, suficientes como para
tocar la dimensión sagrada-espiritual de nuestra existencia,
brindando y recreando otra naturaleza de oportunidades para todo Ser
Humano.
Es en este contexto (cuando al
comprender lo trascendente que resulta, para la salud pública
integral, potenciar la capacidad perceptual de los ciudadanos y
lograr por esta vía llegar a incluir lo espiritual de la vida en la
conciencia de los más), que como profesional responsable, inicio el
empleo sistemático de estas herramientas chamánicas, en el marco de
un perfeccionamiento profundo y fino para mi y el equipo de
responsables que me acompaña.
Nos amparamos en:
- el derecho consagrado en la Constitución para con la vida espiritual (1);
- la obligación ética de procurar respuestas efectivas como profesionales para una situación que provoca mucho dolor y sufrimiento;
- la pertinencia de incluir la sabiduría más ancestral para tomar así el desafío que, como médicos en evolución, nos plantea la academia universitaria;
- la experiencia desarrollada por el equipo profesional de Triagrama, en investigación acción sobre estas materias, que me corresponde conducir desde 1995;
- y en la demanda por consecuencia, que nos reclama la ciencia moderna (a través de la física, neurociencia, ecología, psicología, arqueología, sociología y otros) en sus conclusiones esenciales más recientes, donde el nivel de conciencia o la jerarquía de la observación, aparecen como un factor trascendente a desarrollar, para atender, de modo eficiente y maduro, el desafío de la existencia.
Esta mirada ha sido aplicada en
diversos espacios de servicio público y privado desde, a lo menos,
1987 a la fecha.
Por otro lado, mi condición cardíaca
(operado de cuatro by-pass con resultados relativos y la instalación,
a través de una angioplastía, de varios stent para apuntalar las
coronarias) me han obligado a generar un escenario donde (para
atender las indicaciones del cardiólogo de mantener la iniciativa
para estar en movimiento suficiente como para estimular el
surgimiento de colaterales para así revascularizar el miocardio), he
debido explorar, por tanto, continuamente, la evolución de mi
capacidad cardíaca Para ese propósito empleo todos los recursos
para optimizar mi percepción, con el objeto de conducir mi actividad
corporal detectando precozmente los signos de dolor anginoso. Uso
Santa María entonces, para mejor atender el cuidado de mi vida y
para procurar mantenerme aquí, a través de la posibilidad de
afectar la cualidad de mi percepción.
Es en este contexto, y como forma de
ejercer la libertad que mis derechos y méritos considero me
facultan, cuando decidimos sembrar nuestras propias plantas de
cannabis, Santa María, en una superficie de no más de dos metros
cuadrados, en un territorio de 27 hectáreas de mi propiedad, para
resolver así, la trampa que ofrece la ley en relación a legitimar
el consumo, por un lado, y por otro, promover indirectamente, el
ilícito del narcotráfico. Cuando la finalidad es espiritual, los
materiales que se emplean en el trabajo, no pueden verse contaminados
con un tránsito a través de los espacios oscuros del narcotráfico,
por lo tanto decidimos asumir el blanco riesgo del auto-cultivo y de
esa forma operar en una pretensión de consecuencia superior a la que
esta ley en particular ofrece al comprometer de manera indirecta el
derecho a incluir ciencia ancestral curativa al trabajo por la
espiritualidad. Más aún en ausencia de ofertas claras y
responsables que el Estado pueda legitimar como razonables para
atender lo que él ofrece garantizar en el artículo 1º de la
Constitución, ya citado.
Dentro de este mismo contexto (y
precisamente gracias a la coyuntura brotada por la formalización de
una investigación, que hemos sabido tornar hacia nuestro favor) ha
sido posible alcanzar una óptima tribuna para continuar con la labor
asumida, de instalar una síntesis de conocimiento en un espacio
público trascendente como lo es el Senado de la República. Desde
ahí, con la legitimidad que el marco ofrece, potenciamos la
intención para difundir, impregnar y habilitar al sistema con
habilidades para saltar a un otro modelo, testimonio de eso dan los
ciudadanos que ya están participando.
También quiero señalar que a mi
entender, como el de muchos, en lo más fundamental, lo que aquí
está en juego, trasciende a lo más particular de mi caso, y nos
pone ante la oportunidad para que nos liberemos todos (ciudadanos,
fiscalía, policías, defensores, jueces, la comunidad en general)
de una matriz inconducente que impone la ley 20.000, que no resiste
análisis epistemológico, y de que nos hagamos entonces cargo cada
uno, con autoridad, de instalar la información que cada experiencia
entrega sobre la necesidad de recrear esta disposición, toda vez que
sus consecuencias traducen un nivel de oscuridad y torpeza
lamentable. Actualmente, todos pierden con el rayado de cancha
oficial, los resultados son evidentes, para todo el que tenga el
coraje, más allá del apocalípsis y los miedos a la transformación,
para asumir y reconocer que el remedio está resultando peor que la
enfermedad.
Quiero declarar también que en este
planteamiento nos encontramos acompañados por distintos expertos en
la materia, pertenecientes a instituciones oficiales, como el colegio
médico, instituciones académicas, profesionales destacados en
materias jurídicas, y otros que avalan, al igual que la
jurisprudencia existente a nivel nacional, el sostener la naturaleza
de nuestros planteamientos. (2)
Quiero declarar también el
agradecimiento al esfuerzo realizado, por la defensoría, así mismo
por la fiscalía, para, no obstante las tendencias y las inercias en
desarrollo, trascender y estar procurando prestar atención a las
propuestas, demandas y miradas formuladas por mi personas, desde mi
condición de imputado, que siempre he aceptado, pertenecen a un
orden poco habitual y recreado para el proceso de reclamar y
reivindicar los derechos ciudadanos.
En síntesis, considero que mi
situación corresponde a la de un profesional, psiquiatra, ciudadano
de este país, que se ha tomado en serio su rol, y que tiene la
certeza de no estar cometiendo delito alguno, que el cultivo de
plantas en mi territorio, ha sido para consagrar Santa María, es
decir, para usar cannabis en el contexto de un trabajo para cultivar
el espíritu en mi existencia, y en la de otros profesionales, para
así poder ejercer una influencia desde estados más expandidos de
conciencia, hacia todos los que nuestros méritos permitan, por
tanto, lejos está el hacer uso impropio (de una medicina natural
disponible en Chile) ni para usos recreativos, ni para emplearlo como
mercancía para obtener algún lucro clandestino, tan solo nos anima
un interés por aportar cualitativamente el bien común, procurando
mostrar un orden de oportunidades que brota cuando el despertar
permite incluir la condición Espiritual del Ser Humano en la
Conciencia. Para tales propósitos hemos querido asumir el riesgo de
ir contra la inercia, en eso estamos, pues consideramos inevitable, para toda propuesta creativa que aspire a la transformación, asumir los costos.
Agosto 2012
(*) Milton Flores, Psiquiatra,
Investigador en Desarrollo Esencial Humano. Director del Instituto
para el Desarrollo de la Vida en Comunidad.
www.triagrama.blogspot.com / www.palabrasdesdeaguilasur.blogspot.com
/ www.estamosmeditando.blogspot.com / @triagrama
(1)
“El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece”. Extracto del Artículo 1º Constitución Política de Chile.
(2)
- Caiuby, Beatriz; Sena Wladimir (OTGS). O Uso Ritual da Ayahuasca. Mercado de Letras Ediciones. (Brasil, 2002).
- Fericgla, Josep. Al trasluz del Ayahuasca. Editorial Los Libros de la Liebre de Marzo. (Barcelona ,1997)
- Hidalgo, J; Schiappacasse, V; y otros editores. Culturas de Chile. Prehistoria: Desde sus orígenes hasta los albores de la conquista. Editorial Andrés Bello. (Chile,1989).
- Jiménez, Avelino. Controversia Científica sobre la marihuana. Editorial Huelquen. (Chile, 2008)
- Musalem, Pedro y Sánchez Sergio, Compiladores. Aportes para una Nueva Política de Drogas. Ediciones Terra Mia. (Auspiciado `por el Colegio Médico) (Chile, 2012).
- Weinstein, Luis. Manual de Auto Ayuda para la Promoción de la Salud Integral. Editorial Universidad Bolivariana. (Chile, 2007)
Comentarios
Publicar un comentario