Una buena noticia




La impresión es que se estuviese aclarando, despejando algo en el plano astral del colectivo, son primores, no son evidentes para todos. En eso está ayudando la Cannabis, se ofrece como objeto, como un instrumento para recrearnos. La relación tradicional, cargada de connotaciones apocalípticas, en muchos se ha ido depurando, se ha ido integrando, en virtud de los antecedentes, una visión más madura, donde se pretende reconocer las propiedades de la planta, y por otra, la trascendencia que el modo de empleo ofrece sobre las consecuencias últimas.

Ya se inició la apertura en el espacio político, para tratarla con más propiedad, y para comprender que su liberación, como objeto de persecución, a través de la despenalización, y/o la generación de una ley que exima de responsabilidad penal a los que cultivan sus plantas, puede facilitar el término de una Era donde se ha violado sistemáticamente derechos esenciales en ciudadanos y familias chilenas, que se viene realizando por ignorancia, por “estrechez de mente”, funcionalmente hablando, epistemológicamente. El cómo conoce un individuo o una institución, es un atributo que debe ser observado, en el marco de las garantías que la comprensión del estudio desarrollado por el ser humano en la existencia, haya cristalizado hasta hoy, y manifestado, por ejemplo, en la matriz jurídica.

Resulta evidente para nosotros, que una expansión de la conciencia colectiva se está desarrollando en estos tiempos en nuestro país, la observación entrega señales de cómo familias, grupos, organizaciones, están decidiendo dar pasos hacia la transparencia y explicitación de opciones vinculadas a conexiones más esenciales con la vida, espiritualidad.

Aplicando el fruto de una síntesis de conocimiento eterno, con el que ha brotado fresco hace 100 años desde la ciencia contemporánea, y en virtud a nuestra propia experiencia, concluimos que cultivar la jerarquía de nuestra observación es trascendente para el bienestar común, con todas las herramientas disponibles, también con la Santita. Familias chilenas declarando cómo en su cultura han integrado cannabis para facilitar el acceso a la unión, a la armonía, a la paz, a la salud, a lo sano en sus vidas. Ciudadanos responsables, respetables, que lejos de restar a la sociedad, se encuentran trabajando para la suma de todos.

18 senadores en la cámara alta estuvieron de acuerdo en trasladar hacia la comisión de salud, la discusión sobre el autocultivo, se acerca la liberación de la Cannabis para el uso doméstico, se acerca una probabilidad de alcanzar un ajuste que signifique respeto a nuestra inteligencia y más conciencia para con lo que es la realidad misma. Uso espiritual, terapéutico, recreativo, ya está siendo natural, mejor despenalizar la Cannabis, el pueblo lo dice y lo pide. Salta claro que podría llegar a ser una delicada jugada para higienizar la convivencia y dejar de ofrecer terreno fértil para la proliferación de la decadencia, y por el contrario valernos del poder que nos ofrece, para abrir la conciencia y recibir lo sutil, lo esencial, para enriquecer nuestras oportunidades.

Lucidez en las medidas, el temor y la ignorancia debe despejarse de la observación oficial, abrir la capacidad para cubrir la realidad misma, no podemos aceptar que una especulación neurótica, fruto del temor a la incertidumbre y la creación, nos tenga sintonizados a una ilusión, debemos prepararnos para Ser y Estar Libres, ahora, y para eso ¿qué duda cabe que la Cannabis es una formidable herramienta? Planta de Poder, que sin disciplina puede -como también otras manifestaciones de poder, el dinero, la fuerza física, el sexo- corromper a un ciudadano y arrastrarlo hacia brillos superficiales, que lo terminan esclavizando, e hipotecando la dignidad.

Para la salud mental en Chile, alcanzar la despenalización de la Cannabis, para todo uso, que se relacione con el cultivo de derechos fundamentales, debe ser prioridad. Es simple, eficiente, éticamente demandante, exige trascender el “bien y el mal” -el con minúscula- como espacio de comprensión, salir del ego y recuperar la libertad, el libre albedrío, posibilidad comprobada por la física moderna, para responsabilizarnos por nuestras acciones. Los objetos con que nos relacionamos en nuestra vida, saben disponernos sus propiedades, sin embargo, la distinción entre Bien o Mal, ya se da en otro espacio, que nos incluye a nosotros y a cada uno, utilizando otro nivel de Conciencia. Un ser humano dormido no puede ser justo, solo aplica la norma, justicia mecanizada, desconoce el efecto de incluir la dimensión espiritual en la observación, y el de habilitarse para ver por sí mismo, principio de inmediación, capacidad para discernir, sobre la verdad y la mentira, porque la verdad nos hace libres y nos da justicia, y ella habita en el plano del espíritu.

El fiscal sabe que no es verdad su acusación, pero él es esclavo de la norma, porque la norma forma parte de una política, que debe obedecer, y que es concebida desde la ignorancia. Pretender soslayar que en Chile hay muchos ciudadanos respetables, familias, que para propósitos superiores, para cuidar la vida, la integridad psíquica, para ser y sentir la felicidad en el grado que sus méritos les faculten, usan marihuana, cannabis, Ganjah, Santa María, para aliviar el sufrimiento, naturalmente, autónomamente, sin perder la dignidad a lo que la cultura somete cuando las relaciones a las que invita para integrarnos son desalmadas, en general y en la esencia. Hay excepciones, en todos lados, sin embargo, necesitamos que lo excepcional sea la norma, y se respire otro aroma, uno de armonía y respeto.

La relación con la Cannabis, es un estudio, es una prueba para actualizar nuestras competencias como Colectivo, una oportunidad para madurar y evolucionar a favor de todos sin excepciones, una buena noticia, en fase de cristalización.

Milton Flores Gatica
Médico Psiquiatra, del Director Instituto para el Desarrollo de la Vida en Comunidad. Triagrama.

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