Políticas Publicas para Cultivar la Espiritualidad y alcanzar la Felicidad
En
Bután se cultiva la Percepción, se procura la Expansión de
Conciencia a través de la Meditación, de modo concertado, colectivo
y sistemático. Bután es un país Budista.
En
Chile la Constitución explicita la presencia de la Dimensión
Espiritual de la Vida Humana y tanto como la Dimensión Material,
son espacios que el Estado se obliga a atender para construir el
Estado de Derecho Ético.
Si
un Estado no atiende la Dimensión Espiritual de la Vida Humana,
viola la ley y no podrá ser considerado Estado de Derecho.
En
Chile no existe intenciones ni disposición para reconocer ese ámbito
como espacio de atención, para ningún poder colectivo en la
actualidad, ni siquiera se distingue este plano mas esencial en la
instrucción para atender la vida humana. El Ejecutivo a lo mas
garantiza la Ley de Culto, el Judicial llega hasta los Derechos
Fundamentales vinculados a la sobre vivencia, y recién esta
incorporando a su ejercicio la aplicación de los compromisos
internacionales referidos a las sutilezas del Espíritu, en el Poder
Legislativo no se detecta... incluso un funcionario del ex-Congreso
llego a proscribir el empleo de la palabra Espiritualidad al interior
de los espacios del Senado.
En
verdad se aprecia que estos Poderes en general, salvo excepciones,
son ejercidos por personas que no manifiestan atributos propios de un
cultivador del Espíritu. La verdad es que ni los responsables de las
organizaciones religiosas, “encargadas” de la Vida Espiritual en
general, irradian la consecuencia de un observador espiritualizado,
o son muy discretos y pasan desapercibidos.
Lo relevante es que, en definitiva, la consecuencia para Todos de esta falencia es que nuestra convivencia se realiza en medio de la oscuridad, de la falta de inclusión de dimensiones esenciales y trascendentes de la vida humana y la existencia toda. De ahí la miseria, la injusticia, la enfermedad, la discriminación y el abuso que inevitablemente surge cuando la ignorancia impera. Todo esto en presencia de un desarrollo económico que a las Autoridades especialmente, tiene muy orgullosos, y hasta donde se alcanza a percibir, con la intención de perseverar en su modelo, que se disfraza de transformaciones profundas.
La
Buena Noticia es que están apareciendo, intenciones y condiciones
para que Políticas Públicas impulsadas desde el poder colectivo
organizado, promuevan el cultivo de lo Espiritual, ecléctica,
científica, jurídica y complementariamente a los esfuerzos en
desarrollo ya existentes, sin embargo por de pronto,
insuficientes.(1)
Sin duda que la Felicidad surge como posibilidad, en presencia de Seres Humanos Despiertos, Concientes de su condición Material y especialmente de la Espiritual, en tanto esencias habitando en materia.
Restaurar
un Plano de Conciencia en el colectivo que nos permita recrear el
principio, debería dar paso a una transformación esencial y
evolutiva del proyecto de cada uno y de todos. Estas Políticas
Públicas esenciales deberían trasformar todo orden de intención de
servicio colectivo, pues como no, si se actualizaría una comprensión
de la condición humana, que es el objeto final de interés del
Estado: el Ciudadano, uno Espiritual, Integrado, Jurídico.
Imposible
levantar prosperidad en la Educación
cuando el Espíritu, parte de la Fisiología del Ser Humano que debe
atenderse, permanece excluido, o abordado de modo aparente, sin tocar
los aspectos vinculados con la re-ligazón
funcional, que
subyace a todo Trabajo sobre la Espiritualidad, que incluso podría
hasta evaluarse como atributo (hasta en el mismo SIMCE).
Imposible
alcanzar la Salud
del desarrollo, si el Espíritu como parte de la vida a cuidar se
soslaya. Seguiremos avanzado solo en la Salud de la enfermedad, por
trabajar desde la ignorancia. La Cura es cuando el Ser Humano toma
conciencia de Sí esencialmente, y se liga a la Existencia Unificada,
a Dios, al Todo, a la Realidad Integrada a través del mundo
espiritual, a la realidad científicamente demostrada y jurídicamente
establecida.
Políticas
Públicas para alcanzar la Felicidad, como Bután y las Naciones
Unidas promueven, trabajando para expandir la conciencia de los más
y así alcanzar momentos donde disfrutar de la paz y la armonía sea
lo natural y lo normal.
El
contacto maduro con la Espiritualidad nos ofrece el retorno a un
plano esencial, volvemos donde siempre hemos sido y estado, algo así
se tranquiliza, se sacia fundamentalmente, somos y formamos parte.
Dr.
Milton Flores G.
Agosto
2013
El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece.
Artículo 1º, inciso 4. Constitución Política de la República.
El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.
Artículo 5º, inciso 2. Constitución Política de la República
La educación es el proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo Espiritual, Ético, Moral, Afectivo, Intelectual, Artístico y Físico, mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas. Se enmarca en el respeto y valoración de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, de la diversidad multicultural y de la paz, de nuestra identidad nacional, capacitando a las personas para conducir su vida en forma plena, para convivir y participar en forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la comunidad, y para trabajar y contribuir al desarrollo del país. Artículo 2º Ley de Educación.
(1)
A
modo de ejemplo: Iniciativa Ciudadana en el Senado de la República (2012),
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